martes, 30 de junio de 2009

Inventos ingeniosos - La goma de borrar

Hoy finaliza nuestra trilogía sobre la escritura, sugerencia de Javier: tras hablar del lápiz y el papel, el artículo de hoy está dedicado a la humilde goma de borrar. No se trata de un artículo demasiado largo (no es un invento de gran complejidad), pero he intentado, como siempre en esta serie, mostrar aspectos poco conocidos e interesantes del objeto en cuestión. ¿Sabes qué se utilizaba para borrar los trazos de lápiz antes de que existiera la goma de borrar? ¿Y que las primeras gomas se pudrían? ¿Qué tiene que ver Charles Goodyear con nuestras gomas? Si quieres saberlo, sigue leyendo.
Hubo un tiempo, por supuesto, en el que no existían las gomas de borrar como las conocemos ahora. Por un lado, muchos de los métodos de escritura que existían eran indelebles, como la tinta. Por otro, el principal método de escritura que se podía borrar con relativa facilidad, el lápiz, no existió hasta relativamente tarde, como vimos en el artículo dedicado a ese invento. Desde el principio de su existencia, el lápiz y otros sistemas similares (como el carboncillo) tuvieron éxito, entre otras cosas, porque podían corregirse los errores con relativa facilidad, ya que no impregnaban el papel, sino que depositaban una capa sobre él que, en teoría, podía ser retirada de nuevo.
Naturalmente, esto no era fácil: la manera más común de borrar lápiz era utilizar miga de pan (un método que sigue usándose hoy en día, y estas gomas se llaman gomas de migajón), pero este sistema tiene varios inconvenientes: por un lado, hace falta pan fresco (una vez que la miga se seca, no sirve) y, por otro, no es fácil trabajar con precisión con ellas. Sin embargo, al no haber alternativas, era el instrumento más utilizado. Curiosamente, quienes cambiarían la situación serían los aztecas.
Diversos pueblos mesoamericanos, como probablemente sabes, jugaban a un juego de pelota en el que el objetivo era hacer pasar la bola por un aro de piedra. Puesto que este deporte fue practicado por varias naciones a lo largo de miles de años, hay muchas variaciones de reglas y no vamos a entrar en eso aquí, pero la clave de la cuestión (en lo que a este artículo respecta) era la pelota: era una pequeña esfera bastante elástica, que botaba en el suelo y las paredes de la cancha con una intensidad verdaderamente endiablada. No, no es una manera de hablar: de acuerdo con Bernal Díaz del Castillo, uno de los soldados de Hernán Cortés, cuando los conquistadores vieron los botes de estas pelotas se preguntaron si la causa no sería que estaban poseídas por espíritus malignos.











El dios azteca Xiuhtecuhtli, ofreciendo pelotas de goma en un templo. (Códex Borgia).





Naturalmente, el secreto de las pelotas que vieron del Castillo y sus compañeros era menos místico, pero revolucionaría el Viejo Mundo cuando fue llevado de vuelta: se trataba del látex, que los mesoamericanos extraían del jugo del hule (Castilla elastica). Para que no se pudriera, era mezclado con el jugo de otras plantas, especialmente la enredadera Ipomoea alba, ya que los pueblos mesoamericanos no conocían la vulcanización (de la que hablaremos más adelante).
La cuestión es que los españoles quedaron muy impresionados con las propiedades elásticas de la goma de los aztecas. Posteriormente se descubrirían otros árboles además del hule que producían látex, como el árbol del caucho (Hevea brasiliensis) brasileño, que se convertiría pronto en el principal productor mundial de látex. Con el tiempo fue transplantado a otros lugares, y hoy en día no es América la mayor exportadora de látex, sino que lo es Asia.











Extracción de látex del árbol del caucho (Hevea brasiliensis).






En cualquier caso, aunque el látex y sus derivados tendrían muchísimas aplicaciones en todo el mundo, cuando fue llevado a Inglaterra se descubrió, casualmente, un uso alternativo pero interesante para él: el científico Joseph Priestley, al frotar un trozo de caucho sobre un papel en el que había escrito con un lápiz, observó que el trazo se borraba muy bien. Sin embargo, Priestley no pensó en las posibilidades económicas de su descubrimiento.
Quien sí lo hizo fue el ingeniero Edward Nairne, quien había patentado varias máquinas eléctricas, instrumentos ópticos y barómetros. En 1770, Nairne vendía ya gomas de borrar, que eran simplemente bloques de caucho natural, en su tienda de Londres. De acuerdo con el propio Nairne, descubrió este uso del caucho cuando cogió un bloque del material por error en vez de miga de pan para borrar unos trazos de lápiz. ¿Es esto cierto, e inventó la goma de borrar independientemente de Priestley? No lo sabemos. Como quiera que fuese, sus gomas eran una novedad y un artículo de auténtico lujo: Nairne las vendía por tres chelines (quince peniques modernos), es decir, más o menos siete por una libra…¡pero una libra de 1770! Un precio exorbitante.
Sin embargo, el problema de las gomas de Nairne era que se pudrían: en efecto, los europeos habían adoptado el látex, pero no el tratamiento que los americanos habían dado al producto para preservarlo mejor (por ejemplo, usando Ipomoea alba). Con el tiempo, las gomas de borrar empezaban a oler mal según el caucho fermentaba. Evidentemente, había que encontrar algo nuevo: no quiero imaginar la reacción de quienes comprasen gomas por tres chelines cuando, un tiempo después, las vieran pudrirse.
La solución al problema la dio el estadounidense Charles Goodyear (sí, el nombre de los neumáticos) al inventar el proceso llamado vulcanización. No sabemos bien si por casualidad (como dicen algunos contemporáneos suyos) o a base de trabajo intenso y metódico (como dice el propio Goodyear en su autobiografía), el americano descubrió que, al calentar la goma natural con azufre, en vez de calcinarse (como ocurría cuando no se le añadía azufre) ésta se curaba, se volvía menos pegajosa, más dura pero elástica y, lo más importante, se volvía muchísimo más duradera, ya que no se pudría.
Aunque hay muchas consecuencias importantes de la vulcanización (todas las aplicaciones modernas del caucho la requieren, para que no se pudra), lo que más nos importa a nosotros en lo que a este artículo se refiere es que, a partir del descubrimiento de Goodyear y su patente en 1844, era posible fabricar gomas de borrar permanentes, que no se pudrían. A partir de entonces se volvieron más y más populares, hasta ser un objeto de la vida cotidiana hoy en día.
¿Por qué borra una goma? Bien, el caucho de una goma de borrar es un polímero del isopreno, es decir, está formado por cadenas muy largas hechas de “eslabones” de isopreno. Estas cadenas están enrolladas de forma parecida a la de un muelle, con “eslabones” que unen anillos consecutivos del muelle en diversos puntos. Por cierto, esa es la razón de que la goma sea tan elástica, ya que puede deformarse sin que las cadenas se rompan, pero al dejar de deformarla los anillos del muelle son devueltos a sus posiciones originales por los monómeros que hacen de unión entre ellos.







Isopreno (C5H8), “eslabón” de la goma natural.


En cualquier caso, al frotar un trozo de caucho sobre un papel con grafito sobre él, el isopreno es capaz de asociarse muy bien al grafito, y lo retira del papel, dejándolo “colgado” del polímero, enganchado a algunos escalones de la cadena. Llega un momento en el que, cuando suficiente grafito está asociado a las cadenas del polímero, la cadena entera se vuelve “resbaladiza”: no quedan eslabones libres que puedan asociarse a nada, y el polímero está cubierto de una vaina de grafito. El grafito, como recordarás del artículo sobre el lápiz, se asocia formando láminas que pueden resbalar unas sobre otras, de modo que en ese momento la goma se vuelve resbaladiza y, al tratar de borrar, deja un residuo de grafito sobre el papel. Por otro lado, al frotar vigorosamente contra el papel, el polímero se rompe en distintos puntos, y las cadenas rotas forman las “virutas” de goma que quedan siempre al borrar, dejando una capa limpia de cadenas “libres” por debajo.
Una vez se supo la composición química del látex, no fue difícil elaborar goma sintética: cualquier polímero que presenta propiedades elásticas recibe ese nombre, y hay muchos, dependiendo de qué propiedades se quiere que tenga el producto final. Por ejemplo, muchas gomas modernas están hechas de polímeros de vinilo (sí, el mismo que el de los discos). Sin embargo, sus propiedades y su comportamiento son bastante similares a las de caucho natural.
Los últimos avances en las gomas de borrar son accesorios: tener un cilindro de caucho dentro de una funda similar a un lápiz, por ejemplo, para tener mayor precisión, o la adición de pequeños motores eléctricos para realizar el movimiento de borrado en las gomas eléctricas -que pueden hacer más descansado borrar grandes superficies, pero no parecen tener demasiada precisión-. Pero se trata de cambios menores. El momento clave de la goma de borrar, desde luego, fue el día en el que los sorprendidos españoles vieron botar una pelota de goma “poseída” en América.



martes, 23 de junio de 2009

















Una goma de borrar, también llamado borrador, es un instrumento de mano cuya finalidad es eliminar trazos erróneos generalmente de lápiz, aunque también puede ser de tinta o marcador. Es fundamental en la corrección de errores en la escritura generalmente a lápiz, aunque existen también gomas que borran tinta normalmente de color azul o amarillo.
Para usarla, simplemente se frota sobre la superficie donde se desea eliminar el trazo que haya resultado erróneo. Esta operación debe hacerse con cuidado y precisión para evitar la ruptura del papel sobre el que se borra.
El borrador también puede venir en barra y se puede obtener en tiendas o lugares donde vendan productos escolares o de trabajo a un cómodo precio ya que este no es muy costoso, puesto que sus materiales no valen mucho.
El borrador tiene una consistencia parecida a la goma, de ahí su nombre. Algunas contienen materiales plásticos como el titinilio, plástico extraído del tratamiento del titanio y vinilo. Ciertos lápices poseen goma de borrar en un extremo.
Su materia prima es extraída de un árbol de la selva virgen en Brasil, llamado "Árbol que no folla" o "Seringueira".
Normalmente los colores de las gomas determinan su uso:
Blanca: para borrar lápiz.
Azul: para borrar tinta.
Color carne a rojiza: como la que viene en los extremos de los lápices para borrar trazos incorrectos de los mismos.
Café clara de migajón: borra trazos de lápiz.
Negra: es un tipo de goma de borrar empleada para gastar bromas ya que no borra.
Goma de borrar de nata.
Goma de borrar de pan: se elabora con miga de pan. También se le conoce como goma de migajón. Se recomienda su empleo cuando se trata de borrar superficies grandes de texto o dibujo.
Goma de cartucho recargable: se asemeja a un marcador grueso, llamado portagomas y funciona con repuestos de goma. Se les saca goma conforme se va desgastando. Se recomiendan cuando se trata de borrar con precisión un tramo pequeño de superficie.
Goma de tinta de dibujo técnico: viene en color amarillo y se emplea en borrar trazos de estilógrafo diversos.
Goma tipo portaminas: se coloca la mina de goma dentro de un cilindro para borrar con más presión; se va sacando más punta conforme se requiera.

La Goma
Para hablar de la goma de borrar y de la goma de pegar, previamente se deben citar otros elementos que tienen un origen similar y que se emplean para diversos usos.
La goma se extrae de ciertas plantas que exudan una sustancia gelatinosa.
La goma tiene una consistencia similar a la cola cuando se moja, pero seca es dura. Es incolora e inodora, espesa y límpida, y soluble al agua y de ella se extraen diversos derivados, como:
Mucílagos para aprestos de telas y estampados.
En la constitución de algunos medicamentos.
Con las resinas, forma las gomorresinas: gomas de amoníaco, asafétida, benzoína, gálbano, gutagamba, mirra y sandáraca
El látex, del cual proceden el chicle, el caucho y la gutapercha. (Muy abundante en la zona del Amazonas: el árbol de caucho o hule).
El Tragacanto, de especies de Astragalus nativas de Turquía e Irán.
La Gelatina
La goma ceresina, exudada de la corteza del cerezo y el ciruelo.
La Arabina: goma con añadido de alcohol etílico acidificado con ácido clorhídrico.
La goma de pegar usada en la mitad del siglo XX consistía en variedades de goma arábiga, que es un exudado de distintas especies de acacia, son gomas que contienen arabina. La de mejor calidad se obtiene de las especies Acacia senegal y Acacia arábica, de África.
En la actualidad hay ciertos pegamentos que conservan estas características, son los transparentes e inocuos, de uso escolar.
Pero a la par, son usados los pegamentos sintéticos y plásticos.
La goma de borrar es un preparado sobre la base del caucho, que se utiliza para el borrado de trazos de lápiz o de lapicera, y se cree que fue inventada a mediados del Siglo XVIII por Magalhaens o Magellan (1722-1790) físico portugués.
En 1770, fue mencionada por primera vez la goma, por el químico inglés J. Priestley.
Si bien el término caucho aparece utilizado alrededor de 1850, la palabra goma aparece mencionada en una enciclopedia francesa de 1778.
La cola (colapez o cola de pescado) utilizada para ciertos pegados especiales, usados por encuadernadores, carpinteros, etc, es una forma de gelatina, obtenida de las vejigas natatorias de ciertos peces, como el esturión, el bacalao, el barbo y la carpa. Se vende en el mercado en planchas endurecidas de un color dorado oscuro semitransparente, y que se disuelve para su uso, en un recipiente colocado a baño María.

La goma de borrar
No todo el proceso de dibujo se trata de "ensuciar el papael". Hay veces que se necesita eliminar zonas de grafito, borrar el lápiz después de un entintado, rebajar la intensidad del dibujo, crear sombras, reflejos y texturas. Hay verdaderos artistas que utilizan las gomas como un instrumento de dibujo más.El mercado ofrece una amplia gama de gomas de borrar. Diversos tipos para diversas técnicas de dibujo.
Tipos de gomas
Goma moldeable: Es una masilla plástica, parecida a la plastilina, pero nada olisosa. Debido a su composición no presenta una estructura sólida. Al ser moldeable nos permite retocar su forma, estirarla, amasarla y lo más importante: no se desgarra al frotarla contra el papel.Es ideal para el grafito blando o para el carboncillo. Al no dejar migas no daña el papel. Sólo recoge parte del grafito al entrar en contacto con el dibujo.Tiene la ventaja de poder acceder a zonas muy pequeñas trabajándola con la forma ideal y de no dejar migas cuando es utilizada. Fue inventada para limpiar el polvo de las máquinas de escribir. Cuando se descubrió sus cualidades también se empezó a utilizar en el dibujo.
Goma de caucho: Vienen en forma de barra (cuadradas, rectangulares, rombeadas, de cantos redondeados, esquinas puntiagudas...). Se puede hacer una subclasifición. Por una parte las que se deshacen literalmente cuando entran en fricción con el papel, llamadas Gomas de miga de pan. Son ideales para trazos suaves. El lápiz blando siempre iría acompañado por esta goma. Al ser tan endeble no daña la superficie del papel; lo que permite su utilización abundante en papeles de calidad sin miedo a dañarlos. Su principal inconveniente: deja toda la zona de trabajo ensuciada y su corta vida. Es muy conveniente que al utilizar esta goma vayamos limpiando toda la hoja y sus alrededores. Hay muchas veces que estropeamos el dibujo al dibujar sobre una migaja de goma que se esconde detrás de la hoja o al llevarnos por delante algún trozo que esté encima del papel. Para los que no se acontenten con ésta existe la Goma de plástico duro. Es prácticamente igual que la miga de pan pero no tan degradable. Tiene una textura más fuerte con lo consiguiente, al borrar no se nos desharán al instante. Esto evita ese despilfarro de basura sobre la mesa. Al desgastarse produce pequeñas tiras compactas fácilmente recogibles i eliminables. Pero no proteje el papel como lo hace su compañera. Al ser más dura araña más el papel. Esto entraña a que una utilización excesiva puede estropear las fibras del papel. La Goma de borrar tinta es un ejemplo de evolución de este tipo de gomas de caucho. Entre su materia residen minúsculos trozos de metal que desgarran la capa más superficial del papel llevandose consigo el dibujo. Están pensadas para borrar tinta ya que esta no es posible ser eliminada con cualquier otro tipo de goma. Tienen el inconveniente de dañar gravemente las zonas del papel que borran.
Portagomas: Especie de lapicero que tiene sustituido su interior por barras de borrador recargables.
Máquinas de borrar eléctricas: En tiendas especializadas ofrecen este tipo de producto. Es un artilugio eléctrico que sostiene una barra de goma en rotación. Facilita la tarea de borrar ya que no requiere el esfuerzo humano de extender la goma de arriba para abajo.
Líquido corrector: Se sirve en pequeños botes con pincel o en rotuladores. Proporcionan una pintura blanca densa que oculta el color oscuro bajo sus capas. Tiene un inconveniente: una vez seca la superficie cubierta es fácilmente ensuciable si trabajamos con grafito. Si mantenemos esa zona limpia podemos convencernos que no amarillea.